Entrevista a Manuel Guerrero Yuste
Hoy nos acercamos a Manuel Guerrero Yuste, autor del artículo ‘La Legión: De misión por Navidad’, que ha sido premiado por el jurado con otro de los accésits del I Premio Nacional de Periodismo José Ortega Munilla.
Manuel nació en Ronda en 1981, ciudad en la que actualmente reside. Este rondeño de raza es licenciado en Traducción e Interpretación por la Universidad de Gales y estudió Ciencias de la Información en la Universidad de Sevilla. Su buen hacer le ha permitido atesorar una dilatada trayectoria profesional. Actualmente es director de Contenidos en Charry TV, la televisión de Ronda y colaborador de la agencia EFE. Es, además, Legionario de Honor, siendo habitual su presencia en los principales actos que se celebran en la Brigada «Rey Alfonso XIII» II de La Legión, bien para hacer coberturas como para participar en las actividades promovidas desde nuestra Agrupación.
La Legión tiene valores que todos los civiles deberíamos absorber e imitar. Y no solo los jóvenes, cualquier persona debería profundizar un poco más en el trabajo de sus legionarios y en su comportamiento, empezando por mi gremio.
¿Qué le motivó a participar en el Premio Nacional de Periodismo «José Ortega Munilla» convocado por la ANLH?
No tenía previsto participar y de hecho no presenté mi artículo hasta que a finales de año se decidió ampliar el plazo de recepción de trabajos. Me motivó personal del 4º Tercio de La Legión en Ronda, mi pueblo.
¿Cuál era el principal mensaje que quería transmitir a los lectores con su artículo?
Por un lado la importancia histórica que ha tenido La Legión en las misiones internacionales, casi siempre abriendo escenario y allanando el camino a las unidades que desplegaban posteriormente en zona de operaciones. Por otro, hacer un recorrido sobre cómo ha cambiado la forma de comunicarse con las familias gracias a los avances tecnológicos de las últimas décadas. Y, sobre todo, intentar mostrar el trabajo tan importante que realizan los legionarios y lo bien que representan a España en el exterior, como he tenido la ocasión de comprobar en primera persona en dos ocasiones en Mali recientemente. Una labor en la que queda mucho de romanticismo y que no está equiparada salarialmente a casi ninguna profesión, menos aún a algunas que podrían considerarse similares y en las que, en mi opinión, se está mucho menos expuesto de lo que lo están ellos.
Entre los fines de la ANLH está la defensa de los valores castrenses -en particular, de los legionarios-. ¿Con cuál de las virtudes castrenses se identifica más y por qué?
Con dos muy sencillas aparentemente, pero que luego en la práctica no lo son tanto: verdad y cercanía. Mi trabajo en prensa se centra sobre todo en el ámbito político y, aunque tengo buenos amigos también en ese gremio, lo que me transmite La Legión es diferente. Cuando me toca dar cobertura a actos, maniobras o misiones siento que lo que hago, más que un trabajo, es un premio. Y lo es porque no puedo estar más a gusto y porque no es fácil dar con gente que te acoja y te trate como los legionarios. Y, por otro lado, destacaría la intensidad en las relaciones. La vida de un militar es muy ‘inestable’ por los traslados y porque los destinos suelen ser muy cortos. Sin embargo, muchos de mis mejores amigos son legionarios y he vivido más cosas con ellos en algunos meses que con personas con las que tengo trato desde hace décadas.
Son gente que está para todo, con muchísimos valores, capacidad para encontrarle el lado positivo a casi todo y suelen actuar a pecho descubierto, sin dobleces. Y eso se agradece muchísimo.
¿Cuál de ellas cree usted que puede ser de mayor valor para nuestros jóvenes en los duros tiempos que atravesamos?
Pues diría que prácticamente todo. La Legión tiene valores que todos los civiles deberíamos absorber e imitar. Y no solo los jóvenes, cualquier persona debería profundizar un poco más en el trabajo de sus legionarios y en su comportamiento, empezando por mi gremio, el de los medios de comunicación.
Me sorprende por ejemplo que ahora se destaque tanto el trabajo de las Fuerzas Armadas con la Operación Balmis y que gente que vive con una venda en los ojos o buscando el lado sensacionalista en sus informaciones no haya sido capaz de ver antes la implicación de los militares con la sociedad en rescates, actuaciones en incendios, donaciones de sangre, empleando infraestructuras propias para solventar problemas que deberían arreglar las administraciones, el fomento del deporte o convirtiéndose en un pilar vital de la economía de muchas ciudades, entre ellas Ronda.
¿Qué le parece la iniciativa de la Asociación Nacional de Legionarios de Honor y la Fundación Unicaja de convocar anualmente el Premio Nacional de Periodismo José Ortega Munilla, y los fines que les lleva a hacerlo?
Pienso que es muy positivo precisamente por eso, porque la sociedad debe saber qué es La Legión, cómo trabaja y cuáles son sus valores. Y creo que la comunicación ha sido históricamente uno de los talones de Aquiles de las Fuerzas Armadas, porque hay muchísimas historias y situaciones que debería conocer todo el mundo y que ayudarían incluso a los escépticos a entender su importancia y todo lo que unidades como La Legión aportan a nuestro país.
Luego, como trabajador de la prensa, es positivo que se convoquen premios que reconozcan a quien intenta ahondar o costea coberturas de su bolsillo. Más aún en unos tiempos como los que estamos viviendo, en los que multitud de compañeros no han dejado de trabajar y también han estado en primera línea con el COVID-19 y a pesar de ello han sido víctimas de ERTEs o recortes salariales. Que haya este tipo de convocatorias es un estímulo.
Por último, y en su condición de Legionario de Honor, ¿cuáles considera que son los principales compromisos así como las obligaciones contraídas por todo aquel que se reciba el título?
Servir a La Legión y no servirse de ella. Ser Legionario de Honor no es un ‘título’ del que se deba vacilar y que no debe utilizarse para fines personales. A mí, además, me da mucho reparo ponerme un gorrillo cuando el que está vestido de sarga está harto de pegar barrigazos en maniobras o de despedirse de su familia en un patio de armas o un aeropuerto para servir a España en un país en conflicto, con todo lo que ello conlleva, para ganárselo. Desde nuestra posición pienso que debemos estar para ayudar en todo lo posible y estrechando lazos con la sociedad civil y las administraciones.
Por Ángel Molinero
Responsable de Comunicación y Prensa ANLH